miércoles, 21 de agosto de 2013

Gibraltar Español


Cada cierto tiempo políticos y periodistas, y por consiguiente la opinión pública, desempolvan ese conflicto infame que tiene forma de Peñón y que dura ya más de tres siglos. Las razones para rescatar transitoriamente del olvido esta contienda suelen tener por desencadenante o bien el enésimo agravio acometido contra España, o bien como arma política, tanto si es para taparse las vergüenzas de uno mismo como si es utilizada a modo de arma arrojadiza contra el rival político de turno.

En otras ocasiones las causas para sacar a la palestra el problema de Gibraltar han sido heterogéneas; el permiso para competir internacionalmente en competiciones deportivas, la reparación del submarino nuclear Tireless, el tercer centenario de la colonización inglesa, o los vertidos ocasionados por el New Flame son a modo de ejemplo algunos de los motivos que han vuelto a poner en primera plana a Gibraltar durante los últimos años.

La hoja de ruta cada vez que se destapa nuevamente este problema suele ser muy parecida, todo se inicia con un problema puntual como anteriormente hemos señalado,  después comienzan a correr ríos de tinta, primero explicando los motivos históricos, después el impacto social, económico, medioambiental de las políticas del gobierno colono de Gibraltar, y por último explicar las diferentes posturas entre los partidos políticos españoles para buscar una solución que nunca llega, todo ello antes de enterrarlo como un insignificante problema hasta que se vuelve a iniciar el ciclo.

Sin entrar en muchos detalles históricos, vale la pena destacar algunos hechos significativos. El comienzo de esta disputa se inicia en la guerra de sucesión española, la que en mala hora ganaron los Borbones, en ella los ingleses toman el Peñón en nombre del archiduque Carlos pretendiente a la corona española. Finaliza la guerra, y se firma el tratado de Utrecht,  tratado que intentan hacer servir los británicos para legitimar su soberanía pero cuya vigencia es cuestionable, y que la reiterada violación de dicho tratado e interpretación tendenciosa por parte de los británicos es denunciable. Con todo, se puede envidiar a los ingleses que con sus argucias y felonías, y su política de hechos consumados cimentada tanto en su poder militar como en su lineal y continuada estrategia política a lo largo de los tres últimos siglos frente a la debilidad y vacilante estrategia española, han hecho valer su soberanía sino con la razón si con la fuerza.

Con todo, la ONU crea en 1961 El Comité Especial de Descolonización encargada de impulsar el proceso de descolonización de los 80 territorios no autónomos bajo administración de potencias coloniales, con el fin de poner fin al colonialismo.  Hoy en día sólo quedan por descolonizar 17 de esos 80 territorios, dónde Gibraltar sigue siendo el único situado en territorio europeo. Esta sigue siendo una de las mejores bazas españolas para reclamar Gibraltar.

Pero el Peñón no es ni por asomo únicamente un problema histórico, es un problema actual que afecta gravemente a la economía y sociedad española. Gibraltar es un paraíso fiscal, dónde a pesar de tener menos de 30.000 residentes hay más de 60.000 empresas inscritas, una relación escandalosa que tiene como fin la evasión de impuestos a través de sociedades opacas y de la falta o nula información que ofrecen las autoridades colonas de Gibraltar cuando esta es requerida por el gobierno español. Está evasión de impuestos genera a la postre un auténtico robo de cientos de millones de euros a las arcas españolas año tras año.
Gibraltar es también un importante punto de contrabando internacional, por un lado existe el tráfico de armas y drogas, y por otro mucho más extensivo el del tabaco, en el que se cifra que cada año se introducen ilegalmente en España 18 millones de cajetillas de tabaco desde el Peñón donde el precio de un cartón es la mitad de barato, un negocio suculento del que se lucra tanto la mafia gibraltareña como la deprimida población de la Línea de la Concepción.

La disputa de la soberanía de las aguas, que no viene recogida en el tratado de Utrecht, genera al menos dos grandes problemas, primero con motivo de la pesca, el continuo hostigamiento a los pescadores españoles por parte de las autoridades gibraltareñas que ha tenido su punto culminante este mes con el lanzamiento ilegal de bloques de hormigón para impedir que los pesqueros españoles puedan faenar en las aguas de la bahía. El segundo problema viene derivado del repostaje de barcos en gasolineras flotantes, en un lugar donde se da la coyuntura del bajo precio de Gibraltar en el fuel debido a su condición de paraíso fiscal y el lugar estratégico que es la bahía de Algeciras por dónde transitan más de 100.000 barcos al año, está practica ocasiona multitud de vertidos en el litoral del Campo de Gibraltar, con su consiguiente negativo impacto medioambiental, a los que podemos sumar el conocido caso citados anteriormente del New Flame.

Por último, es relevante citar el caso de los miles de personas que residen oficialmente en Gibraltar pero que viven en realidad en la Línea, San Roque o en multimillonarias urbanizaciones en Sotogrande en los que disfrutan de los servicios públicos españoles mientras pagan sus impuestos en Gibraltar.

Desde Indalum 1.489 reclamamos la descolonización de Gibraltar y la devolución al territorio nacional, no sólo amparados por cuestiones históricas, sino para cercenar el negativo impacto social, económico y medioambiental que ocasionan el gobierno pirata de los colonos británicos en los intereses nacionales, y por todo ello exigimos una táctica conjunta de todas las autoridades españolas y sus diferentes gobiernos con la que presionar tanto local como internacionalmente con todas las herramientas disponibles  y con la agresividad que sea necesaria durante tiempo indefinido para poner fin a tres siglos de pirateos, humillaciones y robos.